Dos tipos de libertad.
El primer tipo de libertad es «Libertad para».
Libertad para juntarte con tus amigos cuando quieras y donde quieras.
Libertad para pasar tiempo de calidad con tu pareja y tu familia.
Libertad para llevar a cabo tus propios proyectos y emprendimientos.
Libertad para hacer el hobby que quieras cuando quieras y donde quieras.
Libertad para viajar por el mundo a tu propio ritmo, cuando quieras y donde quieras.
«Libertad para» es el típico tipo de libertad que todos deseamos.
Es necesario para una vida de calidad.
Se obtiene a través de libertad financiera (ahorros que te permitan dejar un trabajo que no te gusta para alcanzar la vida que quieras),
saber priorizar (decir que sí a lo que consideramos esencial y decir que no a lo que no queremos hacer),
y saber administrar el tiempo.
El segundo tipo es «Libertad de».
Libre de necesitar chatarra y azúcar para disfrutar de una buena comida.
Libre de necesitar alcohol y drogas para pasarlo bien en un evento social.
Libre de necesitar atención para sentirnos bien con nosotros mismos.
Libre de necesitar una casa grande, un auto último modelo y cincuenta pares de zapatos para sentirnos satisfechos con lo que tenemos.
Libre de necesitar una ducha caliente, una cama y calefacción para estar cómodos en todo momento.
Libre de necesitar redes sociales o música o podcasts sólo para no tener que enfrentar nuestros pensamientos cuando no tenemos distracciones.
En otras palabras, libre de adicciones y comodidades para estar bien.
«Libertad de» es un tipo de libertad que, al igual que «Libertad para», también es necesario para una vida de calidad, pero que tendemos a dejar de lado porque es difícil de alcanzar. Porque exige de nosotros disciplina y salir de la zona de comfort.
Sentirse incómodo.
Y sentirse incómodo requiere, obviamente, no sentirse bien por un rato.
Salir a correr o ir al gimnasio para aprender a estar bien a pesar de estar cansados. Esto nos ayuda a desarrollar fuerza física y mental, y a sufrir menos.
Meditar para aprender a estar bien a pesar de no tener estímulos externos.
Hacer ayuno para aprender a estar bien sin tener que estar comiendo cada dos horas.
Ducharse con agua fría para aprender a estar bien sin tener que estar cómodos y en la temperatura perfecta en todo momento.
Practicar sencillez material para aprender a vivir bien con poco.
Etc.
Acá va la parte más difícil: la «Libertad de» exige que tengas que trabajar por ella todos los días. De otro modo volvemos a nuestras adicciones y a la necesidad de estar cómodos.
Es una batalla contra tus propios impulsos irracionales que cada mañana empieza desde cero.
Viajar en bicicleta durmiendo en carpa ayuda a alcanzar nuestra «Libertad para», pero más importante aún, nos ayuda a alcanzar nuestra «Libertad de».
Lo quieras o no, viajando en bicicleta estarás cansado físicamente, pasarás frío, pedalearás por horas contra el viento, te mojarás por la lluvia, pasarás horas enfrentando tus propios pensamientos sobre el pedal, y estarás obligado a vivir con poco.
Pero al final del día te sentirás libre.
**Este concepto de Libertad para y Libertad de se atribuye a Isaiah Berlin.
La raja el artículo! Simple y al grano… pucha que es importante esa segunda libertad. Saludos Torito!