Cuando hablamos sobre tener confianza en nosotros mismos, existe una creencia completamente equivocada.
Tendemos a pensar que uno nace con cierto nivel de confianza, y no hay mucho que hacer al respecto. Un nivel de confianza que quizás puede aumentar un poco si nos rodeamos de gente que nos impulsa hacia arriba, pero esto tendría un límite.
Aquella persona que nació con la confianza de Johnny Bravo, que disfrute de su suerte.
Aquella persona que nació con la confianza de Igor (el burro de Winnie Poo), te deseo todo lo mejor.
En la realidad, el escenario es mucho más positivo de lo que pensamos.
La confianza en uno mismo es una habilidad que se aprende y se desarrolla con el tiempo.
¿Y cómo se aprende?
Con horas y horas de práctica en lo que sea que quieras tener más confianza.
En otras palabras, ser competente en una habilidad te da confianza en esa habilidad.
¿Te das cuenta de lo que significa esto? Lo único que separa a una persona que no tiene confianza de una persona que sí la tiene, son horas de práctica. Los genes pueden importar al principio, pero con el paso del tiempo, dejan de ser relevantes.
Cuando se trata de desarrollar confianza, el deporte es un caso especial.
Es un campo de entrenamiento perfecto para mejorar la confianza en uno mismo.
No sólo te hace ver mejor físicamente, estar de buen humor, y tener más energía (tres requisitos claves para tener confianza). Es mucho más que eso.
La confianza que ganas haciendo un deporte se traspasa a otros aspectos de tu vida.
Es por eso que es tan común ver a un boxeador profesional que se mueve por la vida como si fuera bueno para todo.
La confianza que tiene por ser hábil en su deporte se traspasa a todo lo demás.
Sociabiliza como si nadie fuera más interesante que él, seduce como un Don Juan, hace negocios como Jeff Bezos, y cuenta chistes como el Coco Legrand.
Para explicar cómo el deporte mejora la confianza en nuestras vidas, pondré el ejemplo de un tipo de treinta años que nunca ha hecho deporte, y que quiere empezar a ir al gimnasio.
Llamémosle Juan Pablo. ¿Quién se puede llamar así?
Juan Pablo está obeso.
Subir las escaleras al segundo piso de su casa es todo un desafío.
No se atreve a sacarse la polera cuando va a la playa, no se atreve a hablarle a una mujer, y por distintas razones de la vida, está convencido que no es bueno para nada.
Por cómo lo ve él, su vida es un desastre. Siente que no tiene control sobre sí mismo.
Si Juan Pablo logra no rendirse después de un par de semanas, su proceso sería más o menos así:
1)Primeras dos semanas: dolor en todo el cuerpo y vergüenza absoluta. Ir al gimnasio no puede sentirse peor.
Juan Pablo siente como que lo están observando en todo momento. Cree que los demás están riéndose de él, porque es notorio que no sabe qué está haciendo. Camina de un lado a otro haciendo ejercicios que todo el mundo sabe que no sirven.
El hecho de que su polera XXL está empapada por sudor y que huele mal tampoco ayuda.
Lo único que hace que Juan Pablo siga yendo al gimnasio, es que sabe que el infierno por el que está pasando se sufre un poco menos que el infierno que vive cuando no hace nada por su vida.
Sabe, también, que los resultados llegan después de meses, así que lo único que tiene que hacer es seguir presentándose a entrenar.
Sabe, por último, que al menos lo está intentando. Y eso se siente bien.
2)Primeros dos meses: Juan Pablo está preocupado. Lleva dos meses yendo al gimnasio como si fuera una ceremonia religiosa infaltable, y aún no ve resultados.
Todo ese sufrimiento físico y aguantar las burlas por nada.
Su confianza está en el piso.
Decide que tiene que cambiar la estrategia. No tiene plata para pagarle a un entrenador, así que decide aprender por sí solo qué necesita para mejorar su estado físico.
Se sorprende al descubrir que no es necesario pasar años estudiando el cuerpo humano para aprender lo básico que necesita para mejorar su salud. Con una hora viendo tutoriales en youtube y uno que otro libro, es más que suficiente. Más adelante, si se obsesiona con el tema, puede entrar en detalle sobre biología, nutrición y esas cosas.
Se da cuenta que su salud depende de muchos más factores que sólo subirse a una bicicleta estática.
Aprende la importancia de dormir bien para mejorar la salud. Aprende, también, qué tiene que hacer para dormir bien.
Aprende la importancia de hacer movilidad articular para calentar bien antes de hacer ejercicio, con el objetivo de prevenir lesiones.
Aprende la importancia de levantar pesas y hacer cardio. Y aprende también cómo hacer cada una de esas cosas.
Aprende la importancia de elongar al final del entrenamiento para soltar los músculos.
Aprende la importancia de alimentarse bien. Ahora entiende mejor qué es lo que provoca los antojos y cómo prevenirlos, qué le hace bien y qué le hace mal, los beneficios del ayuno intermitente, y otros.
Ahora se siente más motivado.
Todavía no ha visto resultados y todavía no tiene confianza en sí mismo, pero ahora entiende el por qué de las cosas.
Sabe lo que tiene que hacer; ahora sólo queda aplicarlo.
No hará más el ridículo levantando mancuernas de dos kilos en el gimnasio.
3)Primeros seis meses: la situación empieza a mejorar. Juan Pablo empieza a ver resultados.
Nuestro amigo está más delgado y a la vez más fuerte. Tiene más energía y se siente de buen humor.
Ya no pasa vergüenza en el gimnasio, ya que sabe que está haciendo lo correcto. Los resultados lo demuestran.
Un día, descansando entre series de presbanca, Juan Pablo guarda su celular y se atreve a mirar a su alrededor. Se da cuenta que todas las personas en el recinto están en su propio mundo, preocupados por sus propios problemas, tratando de tener una vida decente al igual que él.
Más aún, se da cuenta que probablemente la gente nunca se estaba riendo de él. Estaban enfocados en ellos mismos. Y si algún tipo efectivamente se estaba riendo, ¿qué importa?, ¿qué pedazo de idiota puede ser tan desagradable como para reírse de alguien que quiere mejorar su vida? Su opinión no puede ser relevante.
Se atreve a caminar a lo largo del gimnasio. Mira a los ojos a un anciano que está haciendo cardio en la elíptica, y le dice «Hola». Se ponen a conversar.
Juan Pablo descubre que la gente es inmensamente buena y simpática si él toma la iniciativa, mira a los ojos, y saluda.
4)Primer año: Juan Pablo está mejor que nunca. Alcanzó la meta que se había propuesto. Y lo mejor de todo, es que, después de cientos de entrenamientos y horas de aprendizaje, tiene clarísimo qué hacer y qué no hacer cuando va al gimnasio.
Sus horas de práctica le han dado confianza en sí mismo.
Además, surgen dos efectos secundarios que no esperaba:
I)Gente se le acerca a pedir consejo: amigos, familia, y hasta desconocidos del gimnasio se acercan a Juan Pablo a preguntarle qué hizo para tener tan buenos resultados. Él les explica con peras y manzanas, ya que tiene clarísimo, gracias a su experiencia, lo que se necesita para tener mejor salud.
Que la gente se acerque a pedir consejo refuerza más aún la confianza que tenía Juan Pablo desde antes. Es un círculo vicioso.
II)La confianza que ganó en el gimnasio se traspasa a otros aspectos de su vida: saber que es capaz de hacer algo difícil todos los días como ir al gimnasio, y tener claro qué se necesita para tener buena salud, lo lleva a comportarse con confianza en todo lo demás.
Se atreve a hablarle a desconocidos, y descubre que sociabilizar también es una habilidad que se puede aprender y desarrollar.
Se atreve a hablarle a la mujer que le gusta, y descubre que seducir es otra habilidad que se aprende y desarrolla con la práctica.
Tiene más confianza en el trabajo, con su familia, en otros hobbies, y en todos los aspectos de su vida.
Tiene control sobre sí mismo.
A pesar de que ya alcanzó sus objetivos, Juan Pablo sigue entrenando cinco veces a la semana. Sabe que la vida es mejor cuando se tiene cierta dosis de sufrimiento voluntario.
Horas de práctica le dieron a Juan Pablo la confianza que estaba buscando.
¿Quieres tener confianza para cierta habilidad? Practícala una y otra vez. Cientos de horas de práctica te harán sentir que sabes lo que estás haciendo.
¿Quieres tener confianza en tu vida en general? El deporte es un campo de entrenamiento perfecto para ello.
La confianza que obtendrás a través de la práctica te llevará a tener confianza en todo lo demás.
¿Te gustaría apoyarme en mi viaje por el mundo? ¡Regálame un café!
Impresionante cómo ayuda el deporte en distintos ámbitos de la vida! Completamente de acuerdo con que el deporte genera auto confianza y con solo practicarlo te hace sentir bien. Pero qué pasa cuando en el deporte que has practicado siempre, no obtienes los resultados esperados? Un fracaso tras otro. Ahí es cuando se debe ir a la regla de «ganar el derecho de llamarse fracasado» ? Es momento de cambiar de deporte?
Se suele decir que uno debe compararse consigo mismo, no con los demás. Y en este sentido, cómo volver a sentir la motivación que se tuvo en algún momento? Sentirse tan lejos del rendimiento que alguna vez se tuvo. Lo veo con muchos ex-tenistas, después que estuvieron años dedicados al tenis, cuelgan las raquetas. Quizás es la desmotivación que se siente al sentirse tan lejos del nivel al que llegaron a jugar cuando entrenaban horas y horas.
Imagino que una buena opción es buscar alguna alternativa, otro deporte. Re-encantarse de a poco y volver a dar lo mejor de sí.
No tienes ganas de practicarlo? Entonces practícalo sin ganas! Cada vez me hace más sentido esa frase.
Abrazo de gol Torito!
Hola mi amigo hernandez!!
Tenemos toda una correspondencia por internet.
Sobre tu pregunta de qué pasa cuando no encontramos resultados, no tengo respuesta. Estoy cansadísimo y mi cerebro está funcionando a un 10%.
Pero creeeeeo que la respuesta se puede encontrar en el artículo «Cómo usar el deporte para crecer como personas».
Te puedo recomendar el libro «The inner game of tennis»? Me cambió la vida