Acá va un pecado mortal en el que hemos caído todos a los que nos gusta viajar:
Fijarse como objetivo de viaje conocer un número de países.
Es un clásico.
Están los que no han viajado tanto, y te dicen «¡Quiero conocer cien países antes de los treinta!».
Y también están los que ya llevan años de experiencia, y se jactan porque conocen 150 países.
Número de países es un pésimo indicador para evaluar qué tan bueno es tu viaje. Te incentiva a apurarte, a recorrer poco de cada país con tal de pasar rápidamente al siguiente y al siguiente, y así aumentar tu número.
Tomas un avión a Paris, te sacas la foto con la torre Eiffel, visitas el Louvre, y listo, vas al siguiente país. ¡Ya puedes decir que estuviste en Francia!
Haces caso omiso de que te perdiste visitar todo el resto de Francia. Todas las otras ciudades y pueblitos. Los campos, los Alpes, los lagos, ríos y playas maravillosas. Cada región en detalle.
Obviamente nunca podrás conocer un Francia completa, pero te aseguro que se merece más que sólo tres días turisteando por París.
He escuchado gente que dice que ha estado en un país porque hizo escala en uno de sus aeropuertos. ¡Y ni siquiera salieron del Duty Free!
La gente que ya lleva años de viaje, sabe que la mejor forma de viajar es lento. Sin apuro.
Es la única forma de entrar realmente a una cultura y hacer buenas amistades.
Para lograr algo así, no puedes dejar que nada te apresure a cambiarte de país.
Sólo te vas de un país cuando sientes que has tenido suficiente, o se te está acabando la visa.
Si insistes en que tu objetivo sea conocer cierto número de países, permíteme ofrecerte dos alternativas que lo mejoran un poco:
Alternativa 1: sólo cuenta en tu listado de países aquellos en los que has pasado más de un mes.
Un mes sigue siendo poco para países como India, Rusia, Estados Unidos, China, etc, pero al menos es un punto de partida para no estar tan apurado todo el tiempo.
Alternativa 2: sólo cuenta en tu listado aquellos países en los que has adoptado parte de su cultura.
Hay veces en las que pasas tanto tiempo en un país, que tanto tu comportamiento como tus gustos empiezan a cambiar. Empiezas a actuar como los locales y a preferir sus platos de comida y entretenciones. Eso puede ser un buen indicador de que has tenido una experiencia completa.
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