Viaja solo para adoptar lo bueno de otras culturas

Si hay algo que he aprendido en el tiempo que llevo viajando, es que la cultura influye muchísimo más de lo que pensaba en nuestras vidas. Tan así, que no que no somos capaces de notarla en el día a día.
Como llevamos todas nuestras vidas dentro de la cultura que nos tocó, damos por hecho que cómo nos comportamos es lo «normal».

Es como esa historia de dos peces en el mar. Uno comenta «Uff, que está rica el agua hoy día», a lo que el otro responde «¿Agua?».
El segundo pez, al llevar toda su vida nadando en el agua, ya no es capaz de notarla.

Considera lo siguiente: todo lo que piensas, todo lo que haces, todo lo que te gusta y todo lo que no te gusta en tu vida está mayoritariamente moldeado por dónde y cuándo naciste.
Somos un producto de nuestra cultura.

La cultura influye en todos los aspectos de nuestras vidas.
A continuación, mencionaré varios ejemplos que se me ocurrieron mientras caminaba por un bazaar en Irán:

Creencias religiosas: si naces en Chile, lo más probable es que seas católico. Si naces en Arabia Saudita, lo más probable es que seas musulmán.
Es posible que nazcas en Chile y seas musulmán, o que nazcas en Arabia Saudita y seas católico. Pero es muy poco probable.
¿Alguna vez has visto a un chileno musulmán que, sin tener padres musulmanes, haya elegido esa religión?
Tendemos a pensar que nosotros elegimos nuestra propia religión. Y en parte es cierto. Pero más cierto aún es que la cultura que nos tocó eligió la religión por nosotros.

Eid al-Adha. Sako a los musulmanes: cooperar juntos para un Iraq estable -  Vatican News
Si hubieses nacido a unos cuantos miles de kilómetros a la distancia estarías rezando cinco veces al día

Creencias políticas: según donde y cuándo naciste, puede que sea más probable que seas comunista, o de derecha, o de centro, etc.

Atracción sexual: ¿Naciste en Asia? Lo más probable es que te gusten las/os asiática/os.
¿Sudamérica? Latina/os.
¿África? africana/os.
Siempre va a haber una que otra persona que se enamoró de alguien de otra raza. Pero es poco común.

Gustos de comida: ¿ese antojo que te da por una pizza? Es porque naciste en un país occidental. Si hubieses nacido en medio oriente tendrías antojo por Kebap.

Gustos musicales: ¿Cuál es la probabilidad de que te guste esa canción de Bad Bunny si naciste en China?

Tu hobby: ¿te apasiona el fútbol? Si hubieras nacido en India estarías llorando de emoción viendo un partido de cricket.

La ropa con la que te vistes: ¿crees que usar bluejeans con hoyos está de moda? Si naces en Qatar estarías feliz con tu túnica blanca.

La forma en que te comunicas verbal y corporalmente: cómo caminas, cómo mueves tu cabeza, los gestos faciales que usas, tu idioma, etc.

Las cosas que te hacen reir, enojar y llorar: quizás te parece que el humor de los alemanes es terrible, pero para ellos es suficiente como para llorar de la risa. O quizás las películas de bollywood te parecen una estupidez, pero para la otra mitad del mundo son los mejores dramas que se han hecho.

Lo que encuentras normal, o de mala educación, o asqueroso: quizás te parece mal fumar en lugares cerrados, pero en Irán no hay problema. O quizás te parece asqueroso escupir en la calle, pero en India nadie se inmuta.

Ese viaje que siempre quisiste hacer: lo creas o no, pero cada país tiene sus propios destinos a los que a la gente les encanta viajar. Para un israelí, su sueño es viajar a la patagonia. Para un ruso, nada mejor que ir a las playas de Turquía. Para un chileno…¿trabajar en Australia? ¿Recorrer el sudeste? ¿el sur de Chile?

Tu ideal de vida perfecta: la casa que siempre quisiste tener, el auto perfecto, cuántos hijos, cuántas horas pasar trabajando, cuándo retirarte, etc. Todo está dicho por la cultura desde antes que nacieras.

Hasta incluso qué tan alegre eres: hay países en donde no ves ninguna persona sonriendo, y otros en donde sonreír es la norma.

A British photographer captures the very Indian phenomenon on men  non-romantically holding hands
En India es normal que los amigos caminen tomándose la mano. Es una señal de afección.

Me estoy alargando mucho. Pero piensa también cómo influye la cultura en las películas que te gustan, la carrera que elegiste estudiar, el trabajo que siempre quisiste tener, la forma en que mides el éxito, la forma en que están hechas las calles en tu barrio, la forma en que preparas el té/café, cómo está construida tu casa, tu visión de lo que es bueno y lo que es malo…etcétera!

Y se pone un poco mas complicado. Dentro de la cultura que te tocó según dónde y cuándo naciste, hay subculturas.
Por ejemplo, dentro de la cultura chilena, está las subculturas de los que viven en el Norte, Centro y Sur, la subcultura de los que viven en la ciudad, campo y costa, y las subculturas de los de alta, media y baja sociedad.
Estas subculturas son notoriamente distintas unas con otras, pero siguen siendo bastante mas parecidas entre ellas si las comparamos con las subculturas de un país al otro lado del mundo.
Chilenos ricos y Chilenos pobres se parecen mucho más entre ellos que Chilenos ricos con Chinos ricos. Chilenos ricos con Chinos ricos son diametralmente distintos. No tienen nada en común más que plata, que además está en distintas monedas.

No entremos en tanto detalle. Mantengámonos reflexionando sobre la cultura.
La cultura está en todo lo que haces y piensas. Es el lente que usas para observar el mundo. Es tu base para todas las decisiones que tomas.

Tendemos a pensar que somos seres originales, especiales. En la realidad, somos mucho menos auténticos de lo que creemos. Somos un producto de nuestra cultura.
Lo sé, es una verdad difícil de aceptar. A mí también me encantaría decir que soy original, pero simplemente no es así.
Quizás insistes en afirmar que eres distinto. Quizás tienes alguna o varias preferencias distintas a los que te rodean. Crees que eres alguien distinto porque te vistes como rapero gringo, o porque escuchas música de Etiopía, o porque comes Pad Thai todos los miércoles.
Todos tenemos una, dos, tres, o hasta veinte cosas distintas cuando nos comparamos con la gente de a nuestro alrededor. Menos mal, porque si no, la vida sería aburridísima. Todos seríamos iguales.
Tienes algunas características que te hacen diferente, pero siguen habiendo otras mil formas en las que la cultura controla tu vida sin que te des cuenta.

¿Pero por qué esto es relevante? ¿Qué importa que seamos un producto de nuestra cultura?

El gran problema es que la cultura que te tocó no solo trae consigo buenas prácticas, si no que también viene con aquellas prácticas que nos hacen mal.

Ejemplos:
Para los iraníes es normal tomar tazas y tazas de té en la que la mitad del contenido es azúcar. Hasta incluso se echan un cubito de azúcar a la boca antes de cada sorbo.
Para los turcos es normal pasar todo el día fumando. Toman poco alcohol, así que necesitan acentuar otro vicio.
En India puedes tirar la basura en cualquier parte. El país entero es un basurero.
En Japón hay clínicas terapéuticas para sanar a las personas de su adicción a las redes sociales. Pasan todo el día conectados.
Si eres mujer y vives en países arábicos, hay una gran probabilidad de que te toque ponerte una Burka. Y nunca nadie podrá admirar tu belleza.

Muslim bloc committee slams Switzerland over burka ban | Council of  European Muslims
Burka, ejemplo de malas prácticas de una cultura

¿Y que hay de Chile?
Problemas culturales tenemos de sobra. Uno de ellos es la tendencia a alimentarnos mal. Mucha azúcar, mucho pan, mucho alcohol, mucha comida chatarra. Eso nos lleva al problema de obesidad que tenemos hoy en día, y los efectos secundarios que surgen de ahí.
Somos el sexto país en el ranking de obesidad infantil.

La cultura puede ser algo muy bueno, o convertirse en algo muy dañino. Debemos detenernos a pensar en cómo la podemos usar a nuestro favor.
¿Qué es lo que hacemos porque realmente nos gusta, y qué es lo que hacemos como resultado de nuestra cultura?

Mi propuesta es la siguiente: aprendamos a adoptar los buenas costumbres que tienen otras culturas, y al mismo tiempo aprendamos a eliminar las malas costumbres que tiene nuestra propia cultura.
Como resultado, tendremos vidas diseñadas más a nuestra medida, un poco más auténticas. Si no hacemos esto, estamos limitando nuestras vidas a la «cultura default» que se nos dio cuando nacimos.

Para eso, diseñe un plan de tres pasos.

Paso 1: desculturizarse

Este paso se hace al inicio de cada viaje.

Es muy difícil aprender de otras culturas si no eres capaz de abandonar por un tiempo la tuya.

Para desculturizarse, es necesario cuestionar todo aquello que nos parece normal. Es necesario, también, asumir por un breve período que nuestra cultura tiene algo malo.
Solo así, somos capaces de abrirnos al resto de las opciones que se nos presenta en el mundo.

A modo de ejercicio, actúa como si todo lo que fuera parte de tu cultura fuera algo malo.
Ojo: es un ejercicio. No estoy diciendo que ese sea el caso.
Asume que tu comida nacional es mucho peor que la comida que sirven en el país donde estás.
Lo mismo con la vestimenta, música, creencias políticas, gestos corporales, y todo lo que mencioné en el listado al principio del artículo.
Y quizás, si no lo consideras como algo grave, puedes abandonar por un tiempo tus prácticas religiosas, si es que las tienes.
Por ejemplo, en el retiro Vipassana que hice en la India, se nos pidió que abandonemos durante diez días todo tipo de práctica religiosa. Sólo así uno le puede dar una oportunidad genuina al Vipassana.

¿Pero por qué es necesario viajar solo/a para desculturizarse?
Cuando viajas con otra persona de tu propia cultura, tienes un refugio. En todo momento tienes la oportunidad de volver a tu cultura al hablar con ella. De esta forma, es imposible entrar por completo a esta nueva cultura que estás viviendo.

Viajar solo te da una oportunidad de entrar más en profundidad.

Paso 2: aprender de otras culturas

Una vez ya desculturizado, estás abierto para aprender de la cultura del país donde estás. Te empiezas a fijar en cada detalle: colores, sonidos, olores, edificaciones, modas, comportamiento de la gente, etc.

Poco a poco, empiezas a distinguir qué es lo bueno y lo malo de esta cultura que es tan distinta a la tuya.
Quizás te gusta la comida India, pero no la comida.
Quizás te encantaría ser tan hospitalario como los iraníes, pero no te gustaría tomar té con tanta azúcar.
Quizás te encanta el vino de Georgia, pero no te gusta eso de sonreír poco.

Bombay | India street, India photography, India travel
Sal a caminar por las calles y absorbe todo lo que te llame la atención

Además, cuando viajas tienes la distancia y tiempo suficiente como para revisar qué es lo que te gusta de tu vida, y qué no.
Quizás naciste en un país en donde se da por hecho que tienes que matarte trabajando hasta la jubilación. Pero ahora que llevas meses en un pueblo playero en Costa Rica, te das cuenta que hay otras alternativas menos exigentes y que te gustan más.
Quizás naciste en un país en donde lo normal es juntarte a tomar con los amigos. Pero ahora que recorriste el medio oriente te das cuenta que también puedes juntarte a tomar té. Una alternativa más sana.

Paso 3: adoptar lo mejor de cada cultura, y eliminar lo malo de tu propia cultura

Se podría decir que los pasos 1 y 2 son un período de investigación. Absorbes como esponja toda la información que te da esa nueva cultura que visitaste. Aprendes qué es lo que te gustaría tener de esa cultura, y qué no.

El paso 3 consiste en aplicar en tu vida cotidiana todas esas prácticas que te gustan de otros países, y eliminar esas costumbres que ya no quieres tener.

¿El resultado? Una vida diseñada a tu medida.

Es imposible que podamos eliminar al 100% todo lo malo de nuestras culturas. Está demasiado inculcada en nosotros. Pero al menos podemos hacer el esfuerzo por cambiar una o dos cosas que nos molestan. Y mejorar nuestras vidas.

A lo largo de mis viajes he estado haciendo una lista de prácticas que me gustaría adoptar cuando vuelva a Chile, que se va agrandando con cada semana que pasa.

Acá van cinco de mis ejemplos favoritos:

1) Picknicks turcos: una de las prácticas que más me gustó cuando fui a Turquía son los picknicks a orillas del camino. Decenas de veces vi gente que encontraba un árbol que les gustaba a orillas del camino, instalaban sillas y mesas de camping, y se sentaban a tomar té y disfrutar de la vida. ¿Por qué tanto apuro en llegar al destino?

A veces es necesario parar en medio de la nada y disfrutar de la vida

2)El relajo de los sureños: me encantaría aprender a vivir a paso tortuga como la gente del sur de Chile. Disfrutar de un mate y una buena conversación en la estufa. No hay por qué vivir apurado y estresado. Así como dice el famoso dicho patagónico, «El que se apura pierde su tiempo».

Nomad Cowboys: A Glimpse into the Life of the Chilean Gauchos | The Aston  Martin Magazine

3)Consolar a tu rival perdedor cuando ganas un partido: en Francia tienen una costumbre que consiste en que, cuando ganas un partido de tenis, tienes que invitar a tu rival perdedor a tomar algo. El ganador paga para consolar al perdedor. Y nacen amistades.

4)Bailar como los iraníes: me fascina cómo bailan tanto hombres como mujeres en los matrimonios iraníes.

5)Baldes de agua para la ducha: en la India es muy común ver baldes de agua debajo de las duchas. Nunca pregunté para qué lo usaban, pero se me ocurrió que uno puede ducharse acumulando agua en el balde, y luego regar las plantas de un jardín con esa misma agua.

Sal a viajar solo. Desculturízate. Aprende a identificar lo bueno de otras culturas. Adopta las buenas prácticas, y elimina las malas.

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Juan Pablo Toro
Juan Pablo Toro

Autor Deportista Nómade

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2 comentarios

  1. Interesante artículo! Comparto plenamente el hecho de cómo estamos influenciados por nuestra cultura, hasta en aspectos que ni siquiera somos conscientes.

    Me gustó la recomendación de eliminar las costumbres negativas de tu cultura y adoptar las positivas de otras. Es una buena manera para desarrollar el potencial de cada uno y acercarse a tener una vida extraordinaria.

    Saludos JP Bull, sigue disfrutando y cuídate!

    1. Hola Chile!!
      Creo que es de los artículos que más me ha costado escribir.
      Lo más difícil de la cultura, es que tenemos que salir de ella para poder ver qué es lo bueno y qué es lo malo en ella.
      Tenemos que salir de Chile

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