Lo importante se debe aprender todos los días

Hoy día fue no de esos días en que no me soportaba a mí mismo. Me costaba trabajar, me costaba moverme por la flojera, ¡me costaba pensar! Me daba vueltas y vueltas por el departamento sin hacer nada.

Primero perdí el tiempo acostado en la cama.

Luego perdí el tiempo sentado en una silla frente al computador, intentando trabajar.

Después me comí un tarro completo de manjar.

Y finalmente pasé dos horas acostado nuevamente en mi cama viendo videos de Youtube en el celular.

Para cuando eran las 6 de la tarde, estaba en un estado de sufrimiento absoluto. Me sentía como un flojonazo incapaz de moverse o tener un pensamiento positivo que cruzara por la mente. Tenía una nube negra por sobre mi cabeza.

Llegó un punto en el que me senté en el borde de mi cama, pensando en qué podía hacer para poder salir de un estado anímico tan malo. Poco a poco, la solución fue aterrizando en mi cabeza.

«¿Qué pasaría si hago un poco de deporte?»

Eso quizás me ayuda. Creo que nunca he terminado una sesión de ejercicio y he dicho «No debí haber hecho deporte».

Me puse mis zapatillas con una flojera tremenda. Arrastré mis pies hasta llegar a una bicicleta de spinning. Me subí a pesar de tener una mente dominada por una voz negativa que lo único que hacía era protestar. Y me puse a pedalear.

¡Sorpresa! Pasan cinco minutos de pedaleo intenso, y todos los pensamientos negativos han desaparecido. Los demonios internos son reemplazados por claridad mental y motivación. Terminan los veinte minutos que me había propuesto, y sigo pedaleando un rato más. No quiero parar. Luego me bajo y hago rondas de flexiones de brazos, sentadillas y abdominales hasta que ya no doy más. Finalmente, voy al sauna de mi edificio y paso 30 minutos dentro, cocinándome.

Para cuando termina mi entrenamiento, soy incapaz de tener un pensamiento negativo. No sería capaz de quejarme por algo ni aunque me esforzase. Me ducho con calma, y después me paseo por mi departamento agradecido por la vida, pensando «¿Cómo puede ser que tenga que aprender todos los días que hacer deporte me hace bien?».

Es impresionante. Hago deporte al menos seis días a la semana. Cada vez que termino de ejercitar me siento increíble. Y aun así, a pesar de que vengo haciéndolo durante años y años, es como si todas las mañanas despertase habiéndome olvidado por completo que hacer deporte me hace bien.

¿Cómo puede ser que se me olvide algo tan importante y que he hecho tantas veces?

¿Cómo puede ser que tenga que recordar todos los días que, si hago deporte, después estaré mejor de salud y ánimo?

En teoría, uno pensaría que seríamos capaces de recordar y adoptar como hábito aquellas actividades que nos hacen tan bien.
En la práctica, parece ser como si yo y muchos otros tuviéramos una especie de maldición, que consiste en que la mente se olvida todos los días de aquello que es realmente importante. Y dado esto, tenemos que hacer un esfuerzo todos los días por volver a recordar lo que realmente importaba en la vida.

Mi única explicación para esto es que las cosas que son buenas para el ser humano suelen ser difíciles de alcanzar, mientras que las cosas malas (los placeres desmedidos en general) están a la vuelta de la esquina.

Te doy algunos otros ejemplos de cosas importantes que olvidamos todos los días:

  • Meditar es increíble para la mente y tu salud en general. Te da un sinnúmero de beneficios incalculables en todas las aristas de la vida. Uno pensaría que, si llevas años meditando, con el paso del tiempo ya no debes ni pensar en hacerlo apenas te despiertas en la mañana. Sin embargo, todos aquellos que llevamos unos cuantos años meditando sabemos que uno debe esforzarse todos los días por cumplir con la práctica, tal como si fueras un principiante.
  • Leer también es increíble para la mente. Te hace pensar en nuevas ideas, reflexionar, y ver el mundo con otros ojos. Uno se siente bien después de leer. Sin embargo, con tantas tentaciones de cosas con las que podemos reemplazar la lectura (videos de youtube, instagram, una serie, etc), debemos hacer un esfuerzo diario por mantener la lectura.
  • Dormir es lo mejor que uno puede hacer para el cuerpo y la mente. Todos hemos experienciado lo que se siente despertar después de una noche de dormir ocho horas de corrido. Si tenías un problema que te estresaba antes de acostarte, muy probablemente al día siguiente se ve disminuido o incluso eliminado. Uno pensaría que todos cuidaríamos nuestras horas de sueño como si fuesen invaluables. Sin embargo, termina pasando que nos acostamos mucho más tarde de lo necesario por quedarnos con otras distracciones.
  • Te podría dar el mismo ejemplo con elongar, pasar tiempo en la naturaleza, escribir en un diario, comer sano, y muchos otros buenos hábitos.

No sé a dónde voy con todo esto que estoy escribiendo. Lo único que quiero comentar, es que pienso que es buena idea intentar recordar todos los días que tenemos una especie de maldición que nos hace olvidar lo que realmente nos hace bien.

En lugar de asumir que ya hemos adoptado un buen hábito, asumir que nunca lo vamos a adoptar al 100%, y que si miramos para el lado por un segundo, van a haber pasado seis meses en los que no hemos leído, ni meditado, ni hecho deporte. Preocuparse de hacer un esfuerzo diario por recordar y hacer lo que nos lleva a una vida con menos problemas, mejor ánimo y mejor salud.

Juan Pablo Toro

Autor Deportista Nómade

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