He investigado mucho acerca de cómo podemos ser más fuertes de mente en esos momentos en que sentimos que ya no podemos más.
Elegí como profesores principalmente a corredores de ultra maratones, triatletas y montañistas, quienes demuestran una y otra vez llegar a límites físicos inimaginables. Muchos de ellos comparten las técnicas mentales que utilizan cuando se sienten débiles, y resultan ser inmensamente útiles.
Finalmente, probé cada una de esas técnicas mentales, y observé cuál funciona mejor para mí según cada circunstancia.
A continuación van mis favoritas:
1)Sonreír, buena postura corporal, y prohibido quejarse
Una de las primeras cosas que se vienen abajo cuando estamos cansados es el estado de ánimo.
Estamos de mal genio, nos irritamos fácilmente, tenemos pensamientos negativos, y cuesta mantener una postura corporal positiva.
Para contrarrestar esa caída anímica, es necesario sobrecompensar con lenguaje corporal positivo. A veces, sólo así podemos mantenernos en pie.
Así como estar feliz nos lleva a sonreír, muchas veces sonreír nos puede llevar a estar felices. Funciona para ambos lados.
Lo mismo pasa con tu lenguaje corporal. Si te mueves de un lado a otro encorvado y arrastrando los pies, es muy difícil continuar en los momentos duros. Pero si te mantienes con la espalda recta, pasos firmes y mirada en lo alto, puedes continuar hasta quién sabe dónde.
En mi caso: mientras viajo en bicicleta por horas y horas todos los días, me preocupo de saludar sonriendo a cada auto que viene en contra. Llega a tal punto de ser una acción involuntaria. A modo de recompensa, la gente me toca la bocina para saludarme. Al final del día, he sonreído tanto, que me cuesta darme cuenta de lo cansado que estuve en esas subidas que me exigieron al máximo.
2)Repetir la frase «Vienen tiempos mejores» («Better times are always comming»)
Esto lo aprendí del aventurero Jonas Deichmann.
Este alemán ha pasado por todo tipo de penurias. Una vez, por ejemplo, se intoxicó gravemente por tomar agua no potable mientras cruzaba el desierto del Sahara en bicicleta. Aun así, logró continuar.
Cuando le preguntan cómo lo hace en esos momentos en los que cree tocar fondo o un límite físico, responde que se recuerda a sí mismo que siempre vienen tiempos mejores.
Porque el 99% del tiempo es verdad; después de tocar fondo, viene una subida.
Y dado que sabemos que vienen tiempos mejores, lo único que queda por hacer es seguir moviéndonos.
3)Repetir la frase «Find a way»
Frase atribuida a Diana Nyad. Tiene hasta una autobiografía que se llama así.
Esta extraordinaria mujer logró, a sus 64 años, nadar 160 kilómetros desde Cuba hasta Miami. Tuvo problemas con tiburones, la picaron meduzas mortales y alusinó todo tipo de cosas, pero lo logró. Se demoró 52 horas.
«Find a way» es una perspectiva distinta para enfrentar los problemas inesperados que aparecen en el camino, y que están fuera de nuestro control. En lugar de ver el nuevo obstáculo como algo que nos detiene y nos provoca problemas, se acepta como una parte más del desafío original, y se busca una nueva solución.
Diana aplicó la frase en muchas situaciones. Cuando la picaban las meduzas, cuando no veía nada en medio de la noche mientras nadaba, cuando aparecían nuevas molestias físicas, etc.
Siempre logró encontrar soluciones.
*Si te pasa lo mismo que a mí y no quieres andar repitiéndote frases en inglés, una posible traducción a Find a Way es «Que toque lo que tenga que tocar. Que pase lo que tenga que pasar».
No significan lo mismo, pero es el mismo modo de pensar. Aceptar los obstáculos que aparecen, y buscar nuevas soluciones.
4)Dividir el desafío en tareas tan pequeñas como sea posible
Este consejo se lo atribuyo a Dean Karnazes, el ultramarathon man. Pero no sé quién fue el primero en recomendarlo.
Hay desafíos tan grandes, que pensar en completarlos parece una tarea imposible.
La alternativa, es dividir el desafío en partes tan pequeñas como sea posible.
Así como dice la frase, uno se come un elefante un mordisco a la vez.
Por ejemplo, volviendo a Jonas Deichmann: En vez de recordarse una y otra vez que tenía que andar 230 km diarios de bicicleta durante meses para hacer su récord en la Panamericana, Jonnas se enfocaba en llegar al siguiente restorán. A veces eran diez kilómetros, y otras veces un poco más. Pero sabía que eventualmente podría sentarse en algún lugar a comer un plato caliente.
Dean Karnazes es un poco más extremo en cuanto a tareas pequeñas. En vez de concentrarse en el siguiente restorán, se preocupa de que cada paso que lleva a cabo mientras corre sea igual o mejor que el anterior.
5)Lento, pero nunca en reversa
Esta técnica consiste en que, cuando estemos en medio de un desafío físico y sintamos que no podamos seguir, nos demos permiso para bajar el ritmo hasta movernos tan lento como sea posible. Pero seguir moviéndonos. Parar no es una opción.
En mi caso, probé esta técnica mientras andaba en bicicleta por Turquía. Después de tres días durísimos cruzando montañas y andando muchos kilómetros, mi cuerpo no daba más. Al cuarto día, lo único que quería era descansar. Sin embargo, en vez de quedarme tirado en la cama de un hotel, me di permiso para seguir andando tan lento como pueda. Aunque sean diez kilómetros.
A lo largo del día, me empecé a sentir mejor y terminé avanzando 80 kilómetros.
6) Concentrarse en la respiración
Técnica clásica de los trotadores. En cierto modo meditativa.
Es una forma fácil de olvidarse del dolor que uno siente cuando está trotando, y concentrarse en algo más estable.
7)La regla del 40%
Técnica inventada por la leyenda de las leyendas, David Goggins.
Antes de resumirla, es necesario advertir que esta técnica puede ser polémica. Puede usarse para malas prácticas, y no sé si hay evidencia sistémica que la demuestre (hay estudios hechos por Timothy Noakes).
Pero de que es útil, es útil.
¿En qué consiste?
Muy simple: cuando estés en medio de un desafío y llegues a sentir que tu cuerpo no da más, recuerda que tan sólo has llegado a un 40% de tu capacidad. Todavía queda el 60% del estanque.
Nuestra mente es débil. Con tal de proteger nuestro cuerpo, tendemos a parar mucho antes de lo necesario. La regla del 40% ayuda a cruzar esa barrera del cansancio y seguir por mucho más.
Quizás no sea prudente llegar al 100% del agotamiento, ¿Pero por qué no al 50%, o al 60%?
Quizás no hay estudios que la respaldan, pero los ultramaratonistas (incluyendo a Goggins) son un ejemplo vivo de que esta regla puede ayudar. Es muy común escuchar historias de corredores que llegan a un punto de agotamiento máximo, pero al poco rato de pasar esa barrera, encuentran una segunda ola de energía que les permite seguir. Y una tercera. Y una cuarta. Y siguen así por días.
No sabría decir cuál técnica es mejor que el resto. Todas son inmensamente útiles en distintas situaciones. Lo importante es aprenderlas, probarlas, y saber cuál usar en cada momento.
Quizás hay una que, por más que la pruebas, nunca te ayuda. Y quizás hay otra que siempre te da un empujón.
Quizás hay una que funciona cuando trotas, otra que es mejor cuando andas en bicicleta, y otra cuando decides nadar desde Cuba a Miami.
O quizás hay situaciones en las que es necesario aplicarlas todas a la vez con tal de salir del hoyo.
La parte entretenida de descubrir cuál funciona mejor en cada momento te la dejo a ti.
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