Desde Cape Town, Sudáfrica, tomé un vuelo a Bucharest, Rumania.
Después de 8800 kilómetros de pedaleo por África estaba cansado de la bicicleta y me dolía sentarme en el sillín, así que conseguí que la amiga rumana de la ex-asistente de un fotógrafo que me alojó en Sudáfrica me guardase la bici por dos meses para que yo pudiese ir a caminar.
Durante las próximas cuatro semanas vendrían cuatro trekkings de varios días en cuatro países distintos.
El primer trekking fue Vía Transilvánica, en Rumania.
Mapa con lugares donde dormí en el último viaje (puntos celestes):
II)ESTILO DE VIAJE
¿Por qué solo?
En la sección «viaje» he escrito varios artículos en donde explico en detalle cómo viajar sólo puede ayudarnos a conocernos mejor a nosotros mismos y mejorar nuestras vidas. Estos son:
En la sección «viaje y deporte combinados» escribí varios artículos en donde explico en detalle cómo viajar en bicicleta puede ayudarnos a salir de nuestra zona de comfort y mejorar nuestras vidas.
Viajar durmiendo en carpa me permitía moverme libremente, sin la necesidad de tener que planificar dónde dormir con anticipación. Unos minutos antes de que oscureciera, compraba comida, llenaba mis botellas de agua, y salía a buscar un lugar donde acampar.
¿Cuáles son los lugares más bonitos que he visto? (incluyendo todos los viajes)
La carretera austral en Chile, con mención especial al Parque Nacional Queulat. El trekking al Everest Base Camp en Nepal. La región alrededor de Cao Bang, en Vietnam. El mar mediterráneo en el sur de Turquía. Cappadocia. Ugurtasi, un pueblito en las montañas de Turquía donde alojé tres noches con una familia. Las montañas del Cáucaso en Georgia. La isla Hormuz en Irán. La costa de Omán. El camino a Kaptagat, en Kenya. El camino a la frontera con Rwanda, en Uganda. La vista desde Mushroom Farm en Malawi. Los campos de té en Mulange, Malawi. La praia do Tofo, en Mozambique. La cascada de Lesotho. La costa de Sudáfrica. El Parque Nacional Triglav, en Eslovenia Dolomitas en Italia. Laugavegur trail en Islandia. El glaciar en Svalbard Durmitor National Park en Montenegro. Las playas de Croacia. La region del Peloponeso en Grecia
¿Algún país que no me haya gustado?
En Armenia se me perdió la billetera y me tuve que operar de apendicitis. Y probablemente fui en un mal momento, ya que hacía mucho frío y el paisaje se veía gris. Y tuve problemas con la burocracia. Espero no volver. Pero conocí gente increíble!
Lugares extraños donde acampé
Escuelas primarias Restoranes Iglesias abandonadas La terraza de una iglesia pegada a un cementerio Casas abandonadas Campos de otras personas (con y sin permiso) Plazas Aeropuertos
¿Los mejores países para andar en bicicleta?
Turquía, Omán, Sudáfrica, Montenegro, Grecia.
¿Los países más duros para andar en bicicleta?
Irán, por el desierto y el tráfico. Rwanda, por las subidas y la gente que pide plata Mozambique, por la arena, el calor y la escasez de recursos Lesotho, por las montañas
¿Países que me sorprendieron?
Turquía, por la hospitalidad de la gente. Omán, por la gente y lo especial que es su cultura. Burundi, por la alegría de la gente a pesar de que es el país más pobre del mundo. Rwanda, por lo poco desarrollado que era a pesar de que le dicen la Dubai de África. Islandia, por lo increíble que es su paisaje. Montenegro, por su paisaje. Grecia, por la amabilidad de la gente, los caminos tranquilos, y sus playas
III)OTROS
¿Problemas acampando?
Una vez en Turquía acampé en la orilla de un lago con tantos mosquitos y tijeretas que no podía salir de la carpa, así que tuve que mear en una botella.
Otra vez en Armenia pasé tanto frío que se me durmieron los pies y las manos completamente, y a las 6 am me despertó un perro que tironeaba con su boca una de las cuerdas de la carpa, provocando el equivalente a un terremoto.
En Irán pasé mucho frío acampando.
En África en general la gente encontraba mi escondite casi todos los días que acampaba. Por suerte eran amables.
Mucha carne de camello. Carne de distintos tipos de antílope. Carne de avestruz. Una vez vi a un niño vendiendo un anticucho de ratones, pero no lo comí.
¿Cuál era mi presupuesto diario?
$16.000 pesos chilenos al día, sin incluir seguro de viaje y pasajes de avión.
En los once meses y medio entre Medio Oriente y África era fácil mantenerse en el presupuesto. En Europa gasté entre 16.000 y 25.000 al día.
¿Qué fue lo más duro que vi?
Maltrato animal Animales muertos Trabajo infantil Malnutrición infantil Gente enferma con polio Un hombre muerto a orillas del camino
¿Pasé por situaciones peligrosas?
En Armenia me tuve que operar de apendicitis. En Irán un tipo intentó atropellarme a propósito. En Kenya me atacó un búfalo. En Malawi me atacó un enjambre de avispas. Aparte de eso, muchos autos y camiones que pasaron cerca de mí. **Nunca me trataron de asaltar o robar.
¿Momentos donde tuve miedo?
En Georgia me siguieron por un rato unos tipos que afirmaron ser policías, pero probablemente no lo eran. Cuando estaba en el hospital en Armenia poco antes de que me operaran del apéndice. Cuando me trataron de atropellar a propósito en Irán. Cuando me atacó un búfalo en Kenya. Cuando crucé un pantano en medio de la noche en Rwanda. Cuando me subí a un bus en Tanzania. Cuando me intoxiqué en medio de la nada en Mozambique.
¿Lo más difícil de viajar en bicicleta?
Autos y camiones que te pasan rozando Viento en contra Perros que te atacan Lluvia y nieve Frío y Calor Caminos en mal estado Problemas mecánicos con la bici Subidas empinadas en donde es necesario empujar la bici
¿Lo más difícil de viajar por harto tiempo?
Que uno se pierde momentos importantes de la familia y amigos. Separarse de personas increíbles que quizás nunca volverás a ver.
¿Lo mejor de acampar?
Contacto con la naturaleza Buenas vistas Sensación de libertad Se duerme mejor
¿Lo peor de acampar?
Tener que salir de la carpa para ir al baño en una noche fría. Que se te moje la carpa Cuando se levanta el viento en medio de la noche Cuando hay gente que encuentra tu escondite.
¿Gente favorita?
Turcos, omaníes, griegos y sudafricanos.
¿Arrepentimientos?
No haber sacado más fotos a personas. No haber visto más amaneceres. No haber pasado más tiempo en Turquía y Sudáfrica, teniendo hasta tres meses de visa en cada uno. No haberle pedido que se quedara.
¿Enfermedades o problemas de salud?
Incontables resfríos e intoxicaciones. Apendicitis.
¿Qué tan delgado llegué a estar?
En Mozambique llegué a pesar 8 kilos menos de lo que peso normalmente.
¿Por qué Deportista Nómade se llama así?
Siendo que la idea del blog es explorar cómo se puede combinar viaje con deporte para mejorar nuestras vidas, quería un nombre que incluyera Deporte y Viaje. No se me ocurrió nada mejor.
Autosabotaje es cuando, a través de nuestras acciones en el presente, creamos problemas para nuestro futuro.
Hay muchas formas de autosabotaje. Acá van algunas:
Consumir drogas, alcohol y comida chatarra sabiendo que esto perjudicará nuestra salud en el futuro. Especialmente si el consumo es diario y por varios años.
No hacer deporte, elongar, y mantener todos esos hábitos que nos hacen bien, sabiendo que esto determinará qué tanto dolor tendremos en el futuro.
Perder el tiempo en redes sociales, a pesar de que sabemos que tenemos una sola vida y se va minuto a minuto. Después, cuando estemos viejos, sentiremos que la desperdiciamos.
No dar el 100%, con tal de tener una excusa válida cuando fracasamos. Este es el caso del estudiante que estudia poco para una prueba, y así, cuando le va mal, puede excusarse con que no se preparó. O el caso del deportista que sale de fiesta la noche anterior de un partido importante. Así, si pierde, puede decirle al resto que es porque durmió poco. O el caso del deportista que no elonga, no se alimenta bien y no descansa como corresponde, a pesar de que sabe que es clave para su desempeño.
No darnos suficiente tiempo para lograr algo que deseamos. Así podemos decir que lo intentamos, cuando en realidad lo intentamos a medias. El deportista que intenta el profesionalismo durante un año, a pesar de que sabe que para llegar al más alto nivel se necesita mucho más de un año. El escritor que quiere publicar un libro pero se rinde al primer rechazo, sabiendo que es necesario contactar a muchas editoriales para encontrar a alguien que quiera trabajar contigo.
Comprometerse con muchas responsabilidades al mismo tiempo, con tal de tener una excusa de por qué estamos haciendo todo a medias. El empleado de oficina que además es padre de familia y quiere correr una triatlón. Cuando rinde poco en la oficina, no se está entrenando bien para la triatlón y no le destina tiempo de calidad a su familia, puede excusarse diciendo que está con muchas cosas encima.
Si nos va a ir mal en la vida, que no sea porque nosotros mismos creamos los problemas.
Porque nos ayuda a desarrollar fuerza de carácter, o dicho de otra forma, dureza mental. Y una persona con fuerza de carácter sufre menos, porque está mejor preparada cuando los verdaderos problemas llegan.
Porque completar una tarea díficil es una buena forma de empezar el día. Motiva a querer completar una segunda tarea difícil, y una tercera, y así sucesivamente.
Porque mejora la confianza en uno mismo/a. Incluso cuando tengas un mal día serás capaz de decir: «Bueno, al menos fui lo suficientemente fuerte como para ducharme con agua fría, a pesar de que pude haber elegido agua caliente».
Porque se siente bien una vez que se termina.
¿Cómo ducharse con agua fría?
Si nunca lo has hecho, una opción para partir es empezar la ducha con agua caliente y enfriarla al final.
Personalmente recomiendo empezar con el agua fría desde un principio. Y cuando digo fría, me refiero a lo más fría que tu ducha permita.
Quédate bajo el agua fría respirando controladamente, de la misma forma en que las madres intentan controlar su respiración cuando están en medio de un parto.
Llega un momento en el que sientes que estás completamente en control, sin tiritar y respirando calmadamente. Ahí puedes cortar el agua.
Si con el paso del tiempo una ducha fría te parece muy fácil, un segundo nivel es bañarse en una piscina a primera hora de la mañana, o bañarse en un lago, un río, o el mar.
**Si estás enfermo, no es buena idea ducharse con agua fría.
¿Qué tan seguido y hasta cuándo ducharse con agua fría?
Todos los días por el resto de nuestras vidas.
Para terminar: si te empieza a gustar ducharte con agua fría, te recomiendo aprender sobre Wim Hof.
Es muy fácil afirmar que estamos felices y con actitud positiva cuando todo nos está saliendo bien.
El verdadero desafío es cuando aparecen los problemas y no estamos preparados.
Actitud positiva y fuerza de carácter se ve en aquella persona capaz de mantener la calma cuando las cosas no le están saliendo como quería. Cuando está fuera de su zona de comfort, pero aun así no se queja.
Libertad para juntarte con tus amigos cuando quieras y donde quieras.
Libertad para pasar tiempo de calidad con tu pareja y tu familia.
Libertad para llevar a cabo tus propios proyectos y emprendimientos.
Libertad para hacer el hobby que quieras cuando quieras y donde quieras.
Libertad para viajar por el mundo a tu propio ritmo, cuando quieras y donde quieras.
«Libertad para» es el típico tipo de libertad que todos deseamos. Es necesario para una vida de calidad. Se obtiene a través de libertad financiera (ahorros que te permitan dejar un trabajo que no te gusta para alcanzar la vida que quieras), saber priorizar (decir que sí a lo que consideramos esencial y decir que no a lo que no queremos hacer), y saber administrar el tiempo.
El segundo tipo es «Libertad de».
Libre de necesitar chatarra y azúcar para disfrutar de una buena comida.
Libre de necesitar alcohol y drogas para pasarlo bien en un evento social.
Libre de necesitar atención para sentirnos bien con nosotros mismos.
Libre de necesitar una casa grande, un auto último modelo y cincuenta pares de zapatos para sentirnos satisfechos con lo que tenemos.
Libre de necesitar una ducha caliente, una cama y calefacción para estar cómodos en todo momento.
Libre de necesitar redes sociales o música o podcasts sólo para no tener que enfrentar nuestros pensamientos cuando no tenemos distracciones.
En otras palabras, libre de adicciones y comodidades para estar bien.
«Libertad de» es un tipo de libertad que, al igual que «Libertad para», también es necesario para una vida de calidad, pero que tendemos a dejar de lado porque es difícil de alcanzar. Porque exige de nosotros disciplina y salir de la zona de comfort. Sentirse incómodo. Y sentirse incómodo requiere, obviamente, no sentirse bien por un rato.
Salir a correr o ir al gimnasio para aprender a estar bien a pesar de estar cansados. Esto nos ayuda a desarrollar fuerza física y mental, y a sufrir menos.
Meditar para aprender a estar bien a pesar de no tener estímulos externos.
Hacer ayuno para aprender a estar bien sin tener que estar comiendo cada dos horas.
Ducharse con agua fría para aprender a estar bien sin tener que estar cómodos y en la temperatura perfecta en todo momento.
Practicar sencillez material para aprender a vivir bien con poco.
Etc.
Acá va la parte más difícil: la «Libertad de» exige que tengas que trabajar por ella todos los días. De otro modo volvemos a nuestras adicciones y a la necesidad de estar cómodos. Es una batalla contra tus propios impulsos irracionales que cada mañana empieza desde cero.
Viajar en bicicleta durmiendo en carpa ayuda a alcanzar nuestra «Libertad para», pero más importante aún, nos ayuda a alcanzar nuestra «Libertad de».
Lo quieras o no, viajando en bicicleta estarás cansado físicamente, pasarás frío, pedalearás por horas contra el viento, te mojarás por la lluvia, pasarás horas enfrentando tus propios pensamientos sobre el pedal, y estarás obligado a vivir con poco.
Pero al final del día te sentirás libre.
**Este concepto de Libertad para y Libertad de se atribuye a Isaiah Berlin.
¿Has escuchado alguna vez sobre las visualizaciones?
Yo no soy la persona indicada para introducirte en este tema, pero en pocas palabras, hacer visualizaciones consiste en imaginar en detalle un escenario que realmente quieres que pase en el futuro, con tal de ayudar de alguna forma a que este evento efectivamente suceda.
Menciono esto, porque a lo largo de mi viaje en bicicleta por África más de una vez me encontré completamente drenado de energía, intentando encontrar motivación de no sé dónde. Estar así de cansado es peligroso, porque una voz dentro de mi cabeza insistía en que no sería capaz de llegar a mi meta, el cartel del Cabo de Buena Esperanza, al sur de Ciudad del Cabo.
No te das ni cuenta y terminas rindiéndote a mitad de camino.
Para callar esta voz negativa, me sentaba en silencio con cuaderno y lápiz en mano, y describía en detalle mi llegada al famoso cartel. Mi visualización era la siguiente:
«Es uno de esos días soleados, con una que otra nube en el cielo. Hay gaviotas volando en los alrededores. Debería hacer calor, pero la corriente de aire que viene del mar hace que tenga que abrigarme con un polerón. Estoy solo, pedaleando tan lento como puedo. Disfrutando los últimos kilómetros. Mi bicicleta funciona bien y no tengo heridas, lesiones o enfermedades. A unos cuantos cientos de metros a la distancia veo el cartel que dice «Cape of Good Hope», que marca el final de esta aventura. Por un momento observo mis manos sobre el manubrio, y siento el más puro agradecimiento por haber terminado este viaje sano y salvo».
Entonces, es el 21 de Julio de 2022, y me encuentro pedaleando para llegar al cartel «Cape of Good Hope». Cinco meses y quince días en África. 8800 kilómetros de pedaleo, sin contar los otros 6500 en Medio Orientie.
Y estoy a punto de llegar al final.
El escenario es exactamente como lo describía en mi diario. Día soleado con aire fresco, bicicleta que funciona, y cuerpo sano. La única diferencia es que, en vez de gaviotas, hay avestruces.
Mi visualización se cumplió.
Me encantaría decirte que es un momento emocional. Que estoy tratando de controlar mis lágrimas de felicidad por saber que he logrado completar un desafío que fue tan difícil para mí. Pero no. Llegar al cartel que imaginé tantas veces se siente rarísimo. Tengo la mente completamente en blanco. No soy capaz de digerir que, después de 165 días con un único objetivo en mente, el trabajo está hecho. Además, no hay nadie en el cartel para celebrar mi llegada. Cuando terminas una maratón, te reciben en la meta con aplausos y medallas. Cuando cruzas África, te tienes que contentar con saber que lo que has hecho es especial para tí.
Observo un rato el cartel, intentando sentir algo, pero después de unos minutos me rindo. Un grupo de turistas se acerca a preguntarme desde dónde vengo, y hacen cortocircuito cuando les digo que empecé en Nairobi. Me saco un par de fotos en la meta, me subo a la bicicleta, y empiezo a pedalear de vuelta.
Mi primer viaje en bicicleta por África ha terminado.
Ahora hay que celebrar en compañía. Lo bueno, es que ya tengo esta parte organizada. Una familia sudafricana que me alojó un par de semanas atrás me introdujo a Karen, otra sudafricana que vive en Simonstown y se ofreció a alojarme por esta noche. Ya debería estar acostumbrado a la hospitalidad de esta gente, pero la verdad es que me sigue sorprendiendo todos los días. ¿Cómo puede ser que reciban en sus casas a un chileno que no conocen?
Paso a ver la famosa colonia de pingüinos de Simonstown, y a continuación voy directo a casa de Karen. En la puerta me están esperando dos hombres de unos cincuenta años. Uno de ellos es Lawrence, el marido de Karen, y el otro es Keith, vecino y amigo. Me llevan a guardar la bici en un taller. Con sólo verles las caras y estrecharles la mano sé que estoy bien acompañado.
Entro a la casa, y saludo de abrazo a todos los demás. Aparte de Lawrence y Keith, están: Vicci, la señora de Keith; Nicky, una amiga de Karen ; Hannah, la hija de Karen; Vanessa y Jeremy, un matrimonio que me comenta rápidamente que vivieron un tiempo en Chile); y, por supuesto, mi anfitriona Karen. Somos nueve en total. Repito lo que dije antes: con solo verles las caras me siento bien acompañado. ¡Estoy en casa!
Después de un largo día de pedaleo huelo mal, así que decido hacerles un favor a todos e ir a ducharme. A la salida, me siento a comer un aperitivo mientras Jeremy cocina un pescado a la parrilla. En la mesa hay queso, maní, vino, cerveza, y otras muchas bendiciones caídas del cielo que no había visto en meses.
Ahora, aquí va la parte extraña: al principio yo pensaba que me estaban agregando a último momento a una comida entre amigos que iba a pasar de todos modos, con o sin mi presencia. Pero pasan unos minutos, y algo me dice que toda esta comida ha sido organizada sólo para recibirme a mí. ¡Para recibir a un extraño!
¿Será posible que esta gente se ha juntado a celebrar el momento importante de un extraño que no han visto en sus vidas?
¿Por qué pienso que han venido a celebrar conmigo? Porque todas las preguntas van dirigidas hacia mí. No puedo creer el interés que tienen por saber más de mi viaje. Hacen turnos para preguntarme sobre los países donde he estado, y sobre acampar, y sobre detalles de la bicicleta, y estadísticas, y anécdotas…y yo les respondo a todo con mucho entusiasmo, porque se nota que preguntan porque realmente les interesa, y no por ser educados.
Pocas veces me he sentido tan bien.
¡Pero yo también quiero saber más sobre ellos! No puede ser que pase hablando de mí todo el rato. Apenas termino una respuesta intento hacer una pregunta de vuelta, pero una y otra vez insisten en desviar la atención hacia mí. ¡Cómo pueden ser tan humildes!
Por ejemplo, cuando le pregunto a Nicky qué es lo que ella hace, me responde en pocas palabras que tiene una empresa relacionada con ciclismo y que le gusta mucho andar en mountain bike. Pero no entra en detalle. No menciona que es una de las mejores ciclistas de Sudáfrica y que ha competido en carreras durísimas que duran varios días.
O cuando le pregunto a Karen qué es lo que ella hace, me dice que administra unas tiendas y que también le gusta andar en bicicleta. No menciona que también compite en carreras similares a las de Nicky, o que lleva años tocando el piano.
Este patrón se repite una y otra vez. Parece ser que cada uno de los miembros de esta mesa hace cosas increíbles con sus vidas, pero a la vez son tan humildes, que en vez de dedicarse a hablar sobre ellos, prefieren escuchar las historias de otro. Porque no necesitan atención. Porque gente que ha logrado tanto en sus vidas no necesitan recordarles al resto lo especiales que son.
Poco a poco entro más en confianza, y logro que los demás me cuenten un poco más sobre ellos antes de desviar la atención hacia mí. Utilizo mi mejor repertorio de preguntas.
Jeremy y Vanessa me cuentan que les fue bien en el trabajo y se retiraron a temprana edad. Tenían que entretenerse con algo, así que decidieron comprarse un velero y aprender a navegar. Con el paso del tiempo emprendieron un viaje de tres años y medio por todo el mundo que los dejó eventualmente en nada más y nada menos que Puerto Montt, Chile. Estaban cansados de tanto navegar, así que decidieron parar a descansar por dos semanas. Esas dos semanas se convirtieron en seis meses, y esos seis meses en…
¡Nueve años!
Nueve años viviendo en Puerto Montt. Hasta se compraron un restorán donde servían asados de lujo. Me contaban también que habían millonarios de Santiago que volaban por el día a Puerto Montt sólo para almorzar ahí.
Yo escucho con asombro, y mi atención sólo se desvía cuando Keiff empieza a contar historias divertidísimas de sus viajes por trabajo. Resulta que Keiff es charlista motivacional, y viaja a todos lados trabajando con todo tipo de empresas ayudándolas a mejorar su trabajo en equipo. Se nota en él una habilidad profesional para contar historias que cautivan, y que tengo que admitir que me provocó un deseo intenso por, algún día, ser capaz de contar tan buenas historias.
Pasamos del aperitivo a comer el pescado de Jeremy. Recién me estoy dando cuenta que estoy sentado con la gente más interesante del mundo. No quiero mirar a menos mi viaje, estoy feliz por lo que hice. Pero una parte de mí insiste en que deje de hablar de mi viaje y haga todo lo posible por aprender de esta gente tan interesante. Es una oportunidad única.
Entonces, ya te he mencionado a cinco de mis ocho acompañantes: un charlista motivacional, dos mujeres extraordinarias que entre otras cosas, compiten en bicicleta, y un matrimonio que viajó por todo el mundo en velero y decidió espontáneamente vivir en Puerto Montt por nueve años. Necesitaría semanas con cada uno de ellos para escuchar todo lo que tienen que decir, pero sólo tengo una noche.
Dado que la señora de Keiff se tuvo que ir temprano, sólo me falta saber más de Hannah y Lawrence, la hija y el marido de Karen.
Hannah tiene mi edad, y trabaja como chef. Así como todos los demás, ella es demasiado humilde como para entrar en detalle. Es necesario que otros en la mesa mencionen que Hannah es además una cantante de jazz para poder saber un poco más sobre ella.
Y por último, Lawrence. Está sentado al lado mío. Hay algo en él que me hace sentir calma absoluta. ¿Será su mirada?
Es difícil de explicar lo que voy a decir, pero es como si con solo mirar a Lawrence uno pudiese inferir que ha tenido más experiencias intensas en su vida que otros cincuenta hombres en conjunto. Quizás es la manera en que escucha, sin la necesidad de llamar la atención. O quizás es la manera en que habla, sólo cuando tiene algo realmente valioso para decir.
Lo único que quiero es saber más sobre él.
No sé por dónde empezar, así que le pregunto si le gusta viajar. Me responde con un sencillo «sí», y desvía la atención nuevamente hacia mí preguntándome sobre mi viaje.
No me voy a dar por vencido tan rápido. Le pregunto acerca de sus viajes en detalle. Es ahí cuando Lawrence se da cuenta que estoy genuinamente interesado en lo que tiene para contar, y decide que yo soy el indicado para escucharlo. Así que a lo largo de la comida Lawrence me cuenta a velocidad luz acerca de sus tiempos viajando por todo el mundo…
Y haciendo buceo hasta profundidades de 103 metros,
Y surfeando olas enormes,
Y escalando el Aconcagua en Argentina, y uno que otro ochomil en Nepal,
Y peleando en guerras,
Y trabajando administrando proyectos de construcción gigantescos a lo largo de todo el mundo,
Y a sus cincuenta y tantos años se estaba preparando para una expedición al polo Sur cuando conoció a su amada Karen, con la cual lleva seis años juntos.
Bingo. Estaba en lo cierto cuando pensaba que Lawrence lo ha visto y hecho todo.
Sí, no hay duda de que la vida de Lawrence ha sido extraordinaria. Pero siéndote sincero, las cosas que él ha hecho en su vida no es lo que me cautiva ni lo que me provoca envidia. Me importa poco o nada cuántas montañas escaló.
A mí, lo que más me impresiona es su actitud. La manera en que escucha a los demás. La calma. El no necesitar interrumpir para llamar la atención.
Se nota en él una sabiduría que sólo tienen aquellos pocos valientes que se han atrevido a aprovechar al máximo sus vidas, sin importar la presión de la sociedad.
Así como los monjes budistas alcanzan un nivel de calma que sólo se obtiene con años de meditación, Lawrence alcanzó otro nivel de calma y sabiduría que se obtiene habiéndolo vivido todo. Dos caminos distintos que alcanzan una misma recompensa: paz.
En otras palabras, lo que envidio de Lawrence y todos aquellos presentes en la mesa no son sus logros extraordinarios, sino la paz que obtuvieron por alcanzar esos logros. Saber que al menos has hecho el intento por aprovechar al máximo tu vida.
Lo malo, es que tan sólo tengo un par de horas con él y con esta gente maravillosa. No es suficiente tiempo para escuchar una infinidad de anécdotas extraordinarias. Lo único que puedo hacer es relajarme, tomar otra copa de vino, y reírme de lo que tengan que contar.
La comida termina, y nos despedimos de abrazo. Me voy a dormir a la pieza de invitados, en una cama matrimonial. Después de tantos meses durmiendo en carpa o en habitaciones baratas, esta cama me hace sentir como un rey. Me gustaría que pase harto tiempo antes de volver a acostumbrarme a la fortuna de tener una cama, pero sé que en unos días volveré a dar este placer por sentado.
A la mañana siguiente están Jeremy, Lawrence, Hannah y Karen esperándome para tomar café juntos. Pasamos toda la mañana conversando sin parar, yo incapaz de transmitirles lo agradecido que estoy por todo lo que han hecho por mí. Me llevan a conocer una playa cerca de Simonstown, y después me invitan a comer hamburguesas con papas fritas en un restorán. Aprovecho la oportunidad para escuchar más historias de Lawrence y conversar con Hannah y Karen, pero vuelvo a quedarme corto de tiempo.
Es momento de despedirnos. Tengo que volver a Ciudad del Cabo. Un abrazo cariñoso por parte de cada uno de ellos me hace pensar que, a pesar de que pasamos poco tiempo juntos, de una forma u otra logramos impactar mutuamente la forma en que vemos nuestras vidas.
Karen, Lawrence y todos los demás: gracias por la buena compañía, por la comida y el vino, por celebrar conmigo mi llegada a la meta, y por darme ideas de cómo quiero ser cuando tenga cincuenta años.
Es muy fácil decir que un viaje te cambia como persona, sin entrar en detalle.
Es una frase comodín que los viajeros dicen cuando vuelven a sus casas.
«Este viaje me cambió la vida».
¿Te cambió realmente? ¿O volverás a ser el mismo poco después de volver?
Personalmente, viajar en bicicleta y hacer trekking durante los últimos catorce meses me ha cambiado, pero a la vez no.
Me explico.
Salud
En cuanto a salud, estoy mucho mejor que cuando empecé el viaje. Mejor estado físico en general. Tengo más resistencia aeróbica, más fuerza en las piernas, menos dolores, y más energía.
Con más energía no me refiero a que ando corriendo y gritando a todos lados. No. Simplemente me canso menos. Casi no siento sueño. No recuerdo la última vez que sentí la necesidad de dormir una siesta.
Ojo, no estoy diciendo que tengo un estado físico de atleta profesional. Me encantaría poder afirmar eso, pero estaría mintiendo. Simplemente estoy mejor que antes, lo cual hace sentido si tomamos en cuenta que durante los últimos catorce meses llevo un total de 16.500 kilómetros de bicicleta y 350 kilómetros de trekking.
Pero todos estos beneficios de salud que he ganado se perderán pocas semanas después de terminar el viaje, cuando deje de moverme por tantas horas al día.
Mente
En cuanto a mente, también siento algunos cambios. Lo veo en los pensamientos que dan vueltas por mi cabeza, y en las emociones que siento en el día a día.
Creo que soy más fuerte de cabeza si me comparo a cómo era antes del viaje. Tengo más paciencia, me siento más cómodo con la incertidumbre, y soy menos reactivo cuando me pasan cosas malas. Tengo mayor capacidad para mantener la calma en momentos difíciles.
Y dado que ya he pasado por tantos problemas a lo largo del camino, tengo cada vez menos preocupaciones, porque sé, por experiencia propia, que es posible salir adelante de situaciones complicadas.
Por ejemplo, al principio del viaje me aterrorizaba la idea de que me operasen de urgencia en el extranjero. Y pasó. Y me recuperé. Ahora me sigue dando miedo, pero menos que antes.
Pero la fuerza de mente se pierde tan fácil como el estado físico. Apenas termine mi viaje y entre en una rutina más cómoda y segura, volveré a ser como en el inicio. Se necesita exposición constante a situaciones difíciles para mantenerse fuerte.
Y creo que soy más social, pero probablemente es una ilusión. Pongo en duda que ahora soy más valiente para acercarme a otras personas a conversar comparado con antes del viaje. Pero al mismo tiempo, he conocido más gente que nunca. Creo que esto se explica debido a que todos mis días son distintos, y a que al resto de la gente le interesa acercarse a un ciclista sucio y con una bicicleta llena de alforjas, porque da la impresión de que tiene alguna que otra historia para contar.
Entonces, tanto en mi estado físico como en mi mente he visto mejoras temporales, que se perderán apenas termine de viajar. Y no creo ser más sociable.
A eso yo no lo llamaría «cambio».
¿Hay algún cambio permanente?
Sí. Mi visión del mundo.
Antes de viajar fuera de Chile tenía mi propia idea de lo que es «normal». Pero esa concepción de lo «normal» estaba moldeada por el año que nací, el lugar donde me crié y la gente con la que interactué. Esos tres factores crearon los lentes con los cuales observo este mundo, distorsionándolo todo.
El año que naciste, el lugar donde te criaste y la gente que te rodea determinan tu forma «normal» de vestir, la forma «normal» de comportarse, lo que te parece atractivo y lo que no, las actividades que te apasionan, la música que te gusta, tus creencias religiosas, ¡Y hasta tu sentido del humor!
Pero después vas a India, o Irán, o Omán, o cualquier lugar exótico del mundo, y te das cuenta que por allá todo lo que ellos hacen te parece completamente extraño.
Para ti no es normal. Pero para ellos sí.
Y te das cuenta, también, que hay algunas costumbres de ellos que te hacen mucho más sentido que las que tú tienes. Costumbres que te gustaría adoptar en tu vida cotidiana.
Quizás en tu vida cotidiana lo «normal» es aspirar a tener una casa grande y un auto nuevo, porque todos creen que eso es necesario para una buena vida. Pero después vas a Burundi, el país más pobre del mundo, y ves que la gente no tiene nada de eso, y aún así sonríen más que cualquier persona con un auto último modelo. Y te empiezas a preguntar qué tan importantes son las posesiones materiales para determinar una buena vida. Quizás es más importante enfocarse en aquellos que nos rodean y en nuestras acciones del día a día, y no en lo que tenemos.
Quizás en tu vida cotidiana lo «normal» en una comida es que cada uno se sirve un plato y se sientan en la mesa a comer con cuchillo y tenedor. Pero después vas a países como Omán, donde se sirve una única bandeja con el plato principal, y todos se sientan en el suelo alrededor de esta bandeja a comer sin cuchillo ni tenedor. Y como es un único plato para todos, estás obligado a compartir.
Mientras más viajas, más vas descubriendo de otras culturas que tienen su propia idea de lo «normal».
Poco a poco empiezas a entender que «normal» es un concepto ambiguo, y que efectivamente es posible adoptar lo que te gusta de otras culturas, y a la vez rechazar lo que no te gusta de tu propia cultura. Poco a poco empiezas a diseñar una vida a tu medida.
Viajar te ayuda a tener una perspectiva más amplia sobre todos los aspectos que influyen en tu vida. Esa perspectiva te ayuda a observar nueva información sin juzgar. A tratar de entender a personas que son distintas a ti, con curiosidad y sin criticar de antemano. A crear tu propia idea de lo que necesitas para vivir bien.
Quizás no he cambiado casi nada. Quizás voy a perder el estado físico y la fuerza de mente que tengo actualmente, pero no importa.
Me contento con saber que mi visión del mundo es un poco más amplia comparado con la que tenía antes de partir, y eso me ayuda a vivir mejor.
¿Qué consejos me habría gustado escuchar antes de empezar a viajar por el mundo en bicicleta?
Durante los últimos meses fui anotando en una lista todos los consejos que se me ocurrieron o me dieron. En total son 104, y los separé por categorías. Iré actualizando el listado con el paso del tiempo.
Básico
Elige la temporada correcta para visitar un país. Puede ser la diferencia entre una experiencia increíble y una horrenda.
Si alguien se acerca a hablarte en un lugar turístico, asume que quiere tu plata. Si alguien se acerca en un lugar no turístico, asume que quiere ayudarte o conversar. No siempre es verdad, pero te ahorrará muchos problemas.
Hazle un favor al mundo y a tí mismo, y no visites un país que está en guerra.
Prueba distintas rutinas y hábitos para descubrir cuál es tu forma favorita de viajar.
Viajar con otra persona es un gran compromiso. Cuidado al momento de tomar la decisión.
Nunca tomar decisiones importantes estando cansado o con hambre.
Si traes un computador o tablet, asegúrate que tenga funda dura para que no se rompa en tu mochila.
No es necesaria una cocinilla a combustible marca MSR, a menos que vayas al polo norte o algo por el estilo. Elegiría una cocinilla a gas mil veces.
Invierte en un cargador solar de buena calidad.
Si vas a un lugar frío o que llueve harto, asegúrate de tener el equipo correcto. Si no, prepárate para pasarlo mal. Invierte en una carpa buena, un colchón inflable y saco de dormir down que aguante temperaturas bajo cero.
Si quieres acampar pero es imprescindible para ti una ducha, compra una bolsa de diez litros que puedas llenar al final del día.
Para mantener orden: separa todo en bolsas, y asegúrate de guardar todo siempre en el mismo lugar.
Zip liners y cinta gris hacen maravillas para arreglar problemas.
Un buen sombrero puede ser la diferencia entre estar bien o desmayarse por el calor.
Ninguna chaqueta aguanta horas y horas de lluvia fuerte, por más cara que sea. El agua entra por todos lados. Las chaquetas de pescadores sí aguantan la lluvia, pero son pesadas.
Que tu botiquín de primeros auxilios tenga una carcasa dura y sea a prueba de agua (o esté protegido por bolsas plásticas).
Que tu carpa sea capaz de sostenerse de pie sin estacas (free standing tent en inglés). Por distintas razones, a veces es necesario acampar sobre pizos duros donde no se puede clavar una estaca. Importante también que el color sea oscuro (para que no te encuentren cuando hagas wildcamping) y que tenga una terraza donde dejar los bolsos.
Invierte en un filtro de agua.
Invierte en un kindle. Cientos de libros en un dispositivo que ocupa menos espacio que un libro.
La mejor tela que conozco hasta el momento es lana merino. No agarra mal olor, es cómoda, no hay que lavarla tan seguido, y abriga muy bien. Pero es cara.
Bicicleta
Invierte en una bici de cicloturismo, teniendo en cuenta que puedes encontar bicis usadas de muy buena calidad y a buen precio. Entre una bici nueva que no cumple con lo que necesites y una bici de segunda mano que sí cumple, elegiría la segunda opción.
Que tu equipo no limite tus decisiones. Ten una bicicleta con la que puedas meterte al camino que quieras.
Si funciona, no lo arregles. Lo único que hay que cambiar periódicamente son las pastillas de freno, las ruedas y la cadena.
Asegúrate que tu manubrio tenga distintas posiciones para las manos, con tal de evitar que se te duerman.
Reparte el peso de la bicicleta adelante, al medio y atrás. Te lo dice alguien que puso todo su peso atrás y se arrepiente.
Invierte en ruedas marca Schwalbe Marathon. Menos pinchazos.
Invierte en un sillín cómodo. «Brooks England» es la marca que usan los cicloturistas europeos.
Que tu cadena sea marca Shimano. Es fácil de encontrar repuesto.
Amarra tus alforjas con un pulpo extra, para que se mueva menos.
Limpia tu cadena periódicamente, sobre todo si está sonando mucho.
Invierte en una luz frontal y trasera para la bicicleta.
Puedes hacer mantención a tu cadena con bencina, aceite, y un cepillo de dientes.
Para evitar pinchazos: esquiva los restos de rueda de camión, pedazos de vidrio roto, e intenta no pedalear en lugares con muchas espinas.
Asegúrate que hayan muchos bolsillos para sacar cosas fácilmente. Un bolso para el marco o uno para el manubrio es buena idea.
Camping
Wild camping: Antes de elegir un lugar para acampar, asegúrate que nadie te esté viendo, y que no sea posible que te vean desde el camino.
Uno de los aspectos más descuidados para protegerte del frío es tener una colchoneta con buen aislamiento. El aislamiento se mide con un valor «R» que debería aparecer en la caja del producto.
Muchas carpas tienen «terrazas», un espacio que no tiene suelo pero está cubierto por un techo. Es muy útil para cuando esté lloviendo y necesites cocinar de forma segura.
Es mejor que tu carpa sea de colores oscuros. Es más fácil esconderse cuando haces wildcamping.
Alojamiento
No es necesario reservar una pieza por adelantado, a menos que estés en una ciudad donde hay un festival o un evento importante.
Técnica de negociación para que te bajen el precio de un hotel. Dile al recepcionista: «me encantaría quedarme aquí, pero lamentablemente está fuera de mi presupuesto». Luego quédate callado hasta que la persona te rebaje el precio. Repite el ejercicio hasta que llegues a lo que quieres pagar.
Intenta evitar negociar cuando la situación es difícil (cuando estas cansado, o mojado por la lluvia, o llegaste en medio de la noche)
Dos aplicaciones donde anfitriones ofrecen alojamiento gratuito: Warmshowers y Couchsurfing.
Antes de comprar un ticket de avión, asegúrate de que no te cobren en exceso por llevar una bicicleta (Qatar airways es buena opción).
Antes de cruzar a un país, asegúrate de conocer el tipo de cambio. Y pregunta si es que hay un mercado negro donde el cambio es mejor. Que no te pase que te estafen cambiando plata el primer día.
Por lo general los bancos tienen los peores tipos de cambio.
Si tienes dólares en efectivo, asegúrate de que sean nuevos. En algunos países te rechazan dólares antiguos.
Siempre pregunta el precio de una comida antes de ordenar en un restorán. Especialmente en lugares turísticos.
Muchas veces los Car Wash no te cobran por limpiar rápido la bici.
Son demasiadas las oportunidades para que te cobren demás o para ser estafado. Asume que alguna vez te va a pasar, y recuerda que no es tan terrible.
Salud
Asegúrate de no enfermarte por detalles fáciles de prevenir. Mantente limpio, lávate las manos, ten contigo los remedios básicos, lo necesario para limpiar heridas, vacunas al día, y un buen seguro médico.
Pedalear todo el día no significa que puedas comer la mierda que quieras.
Elonga al final de cada día.
Puedes usar una botella marca Nalgene para masajear un músculo apretado.
Lee las condiciones generales de tu seguro médico. No el resumen de lo que cubre; las condiciones generales. Ese pdf de 70 paginas que nadie lee. Te sorprenderías cómo te pueden llegar a estafar.
Entre comer algo que muy probablemente te caerá mal y no comer, elige no comer.
Asume que te vas a enfermar en algún momento, y recuerda que no es tan terrible. A todos les pasa.
Si hace mucho frío, presta especial cuidado en abrigar tu cabeza y no perder calor. Apenas termines de pedalear abrígate con ropa seca.
Comida
Lleva contigo una lata de porotos de emergencia en caso de que pasen muchos kilómetros sin encontrar comida.
Dos alternativas baratas y fáciles de cocinar para reemplazar los tallarines: lentejas rojas y cous cous.
Para ahorrar gas: en vez de cocinar tallarines por diez minutos, puedes cocinarlos durante cinco y luego dejarlos reposar hasta que estén listos.
A menos que estés cruzando un desierto, no es necesario llevar contigo más de dos litros de agua, pero rellena las botellas cada vez que puedas.
Que tu antojo sea local. Es más barato, y se disfruta muchísimo. En Turquía come kebap y baklavas, en Georgia come kachapuri, en Uganda come Rolex, en Kenya come chapati, etc…no te limites a comer chocolate en todos lados, siendo que en ciertas partes cuesta carísimo
Seguridad y prevención de accidentes
Cuando escuches un camión acercándose a tí, actúa como si hubieses perdido un poco el control de tu bicicleta haciendo zig zags. El camión te dará mas espacio.
Otra opción para ganar espacio contra los camiones: amarra una rama en tus alforjas.
Usa casco. Invierte en uno liviano y cómodo. Son muchos los viajeros que no lo hacen.
Usa anteojos para que no te entre mierda en los ojos, sobre todo en las bajadas.
Pedalea más lento de lo que te sientas capaz. Y si estás entrando o saliendo de una ciudad, pedalea excesivamente lento. Muchas veces los accidentes pasan porque no tenemos control sobre la bici.
Evita autopistas. Vas más rápido, pero son peligrosas y aburridas. Si quieres viajar rápido, no debiste haber elegido una bicicleta.
Si alguien intenta provocarte a orillas del camino, lo mejor que puedes hacer es actuar como si no lo hubieses visto/ escuchado, y seguir pedaleando.
Haz todo lo posible para que no te separen de tu pasaporte.
Ten especial cuidado de tu bicicleta cuando la estés usando sin las alforjas. Es más fácil de robar.
Pedalea asumiendo que los buses y camiones no te van a respetar, porque ese es el caso. Sobre todo en África.
Muchas veces son los niños quienes roban. Atento.
Si un desconocido te pregunta a dónde vas o hasta cuando te quedas en un lugar, es mejor dar una respuesta general. Hay que tener cuidado con dar mucho detalle.
Cuando pares en un restorán, siéntate en un lugar donde puedas ver la bicicleta.
Utiliza un candado de bicicletas
Para protegerte de ataques de perros: bájate de la bici y amenázalos con lanzarles una piedra. Si quieres aún más protección, algunas tiendas outdoor venden un dispositivo que emite un sonido muy incómodo para los perros, que logra que se alejen sin causarles daño.
Prevención de errores
Si tienes una botella con aceite o una con bencina, guárdalas en al menos dos bolsas plásticas.
Nunca metas ropa mojada dentro de la mochila. Sécala mientras pedaleas.
Usa bolsas plásticas para proteger tus cosas del agua, sin importar si están o no dentro de las alforjas.
No te saques fotos en un cruce fronterizo. En muchos países está prohibido.
Averigua si una frontera está abierta o cerrada para turistas antes de llegar a ella. Muchas están cerradas, y muchas son sólo para los locales.
Es importante ser extremadamente simpático y paciente con los policías.
Sólo visita un lugar si realmente te da curiosidad. Antes de ir a un lugar, pregúntate: Iría si nunca nadie pudiese saber que estuve aquí? Así evitas ir a lugares sólo por status social.
Si después de horas pedaleando aun no encuentras motivación, probablemente necesitas un descanso.
Para evitar que te de nostalgia: de vez en cuando trata de imitar a la perfección la vida en tu país. Cocina tus platos favoritos, llama a tus cercanos, y haz la misma rutina que hacías en casa. Anda al cine!
La lluvia es terrible justo antes de empezar, pero una vez que ya estás mojado te das cuenta que es solo agua.
Nunca tomes decisiones importantes cansado por la bicleta, o con sueño, o con hambre, o de mal humor porque te pasó algo malo.
Cuando haya mucho viento, ponte un gorro o un pañuelo que te tape las orejas. No te va a ayudar a pedalear más rápido, pero el viento no será tan desagradable.
Recuerdos
Grábate a ti mismo hablándole a tu persona del futuro, contando tu experiencia en los últimos días. En unos años más esos videos serán un tesoro.
No hay mejor recuerdo que escribir en un diario. Clave hacerlo todos los días porque se tiene la memoria fresca.
Para conocer a los locales, pregúntales si conocen un lugar donde poder acampar gratis.
Otra alternativa para conocer a los locales: juega a lo que sea que ellos jueguen. Cartas, deportes, etc.
Nunca devuelvas un favor con plata. Puede llegar a ser un insulto.
Si alguien te da mala espina, aléjate. No es necesario esperar a que te hagan algo malo para desconfiar de alguien. Puedes alejarte de esa persona sin tratarla mal.
Mención especial a África
No empieces tu primer viaje de bicicleta en África. Primero gana experiencia en cualquier otra parte del mundo.
Para evitar malaria: repelente, pantalones, camisa manga larga, un test de malaria, y medicina para malaria con tal de poder llegar a la clínica a tiempo.
Si estás en Rwanda y te desespera todo lo que te piden plata, recuerda que no eres capaz de imaginar todo lo que ha vivido esta gente, y que viniste por voluntad propia.
Aprende de historia africana. Genocidios, colonialismo, great african war, etc. Viajar por el continente se vuelve mucho más interesante.
Cosas que se encuentran en todos los pueblos de áfrica del este: huevos, coca cola, alcohol, peluquería, tomates, plátanos, ugali, matoke, arroz con porotos, un mecánico que te arreglará la bici a martillazos, y taxistas de moto que te gritarán provocativamente.
África está lleno de gente en todos lados. Si el espacio personal es muy importante para tí, quizás este no es el lugar indicado.
Asume que en África la mayoría del tiempo no encontrarás lavadora de ropa, ni ducha caliente, ni wifi, ni un lugar para sentarte a descansar en solitario, ni lentejas (o cualquier otra comida que pensabas que estaba en todo el mundo), ni repuestos para la bici, etc. Cualquier comodidad que pienses que es lo mínimo, asume que en África no la encontrarás la mayoría del tiempo. Y recuerda que no es tan terrible. Uno se acostumbra a todo.
Si tienes que tratar con un oficial corrupto, preséntate con tu nombre y mantén la conversación tan calmada como sea posible. Y no dejes que se lleve tu pasaporte.